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    ‘In the Heights’ y el colorismo: lo que se pierde cuando se borra a los afrolatinos

    La película, ambientada en un barrio neoyorquino conocido como la Pequeña República Dominicana, no incluyó a latinos de piel oscura en los papeles principales. Críticos y reporteros del Times analizan cómo repercute esa ausencia.In the Heights, la muy postergada adaptación de Hollywood del musical de Broadway, se presentó como un avance para la representación latina en Hollywood, pero ha suscitado una conversación sobre el colorismo y el reparto de la película.El barrio neoyorquino en el que se desarrolla la historia, Washington Heights, es predominantemente afrodominicano. En una entrevista, Felice León, productora de video para The Root, le preguntó a Jon M. Chu, el director, y a algunas de las estrellas sobre la falta de protagonistas de piel oscura en la película: “Como mujer negra de ascendencia cubana, específicamente de la ciudad de Nueva York”, le dijo, “sería negligente por mi parte no reconocer el hecho de que la mayoría de sus actores principales son personas latinas de piel clara o blanca”. Chu dijo que se trataba de una conversación pendiente y de algo sobre lo que necesitaba educarse. Al final, dijo, trataron “de conseguir a la gente que era mejor para esos papeles”.Lin-Manuel Miranda, integrante del equipo creativo de la película, que incluye a la escritora Quiara Alegría Hudes, abordó las críticas la semana pasada en un comunicado en Twitter. Se disculpó por quedarse corto al “intentar pintar un mosaico de esta comunidad”. Varios latinos destacados salieron en defensa de Miranda, incluida la pionera actriz latina Rita Moreno, que más tarde se retractó de sus comentarios. No es la primera vez que Chu tiene que responder a cuestionamientos de identidad. Su éxito de taquilla Crazy Rich Asians también tuvo que enfrentarse a cuestiones similares en lo que respecta al elenco de asiáticos y asiáticoestadounidenses en la película. (El actor principal de esa película, Henry Golding, es birracial).Pedí a cinco críticos y reporteros del Times que opinaran sobre las críticas y lo que significa para la representación en las artes. Estos son extractos editados de la conversación. MAIRA GARCIAEl equipo creativo de la película, en el que participan Jon M. Chu, a la izquierda, y Lin-Manuel Miranda, enfrenta acusaciones de colorismo.Macall Polay/Warner Bros.Mi primera ida al cine desde que comenzó la pandemia, como la de muchas personas, fue para ver In the Heights en la gran pantalla. Fue un momento de gozo, después de un año lleno de cosas sin alegría. Era emocionante ver cuerpos morenos cantando y bailando en la ciudad que ha sido mi hogar durante casi una década.Durante mucho tiempo ha habido una falta de representación latina en Hollywood, e In the Heights pretendía ser un avance para rectificar. Sin embargo, la entrevista de León planteó importantes cuestiones sobre el colorismo en el reparto de la película, que se centra en un barrio que tiene una gran población afrolatina. ¿Hizo el equipo creativo lo suficiente en lo que respecta a la representación?CONCEPCIÓN DE LEÓN En mi opinión, no. Desde que salió el tráiler me preocupaba el tema del colorismo en la película. Aparte de Leslie Grace, la actriz dominicanoestadounidense que interpreta a Nina, una estudiante universitaria puertorriqueña que tiene dificultades para encajar en la comunidad de la Universidad de Stanford, ninguno de los papeles principales lo interpreta un afrolatino. Hollywood lleva mucho tiempo valorando y destacando a los latinos de piel clara por encima de los afrolatinos, negándoles a menudo papeles que reflejan su cultura. Es una representación limitada e inexacta de los latinos, que son diversos en cultura y aspecto.Pero lo que hace que estas decisiones de reparto sean especialmente indignantes es que la película está ambientada en Heights, una zona que se conoce como la Pequeña República Dominicana. Al menos el 90 por ciento de los dominicanos somos afrodescendientes, según un reciente estudio de población. Entonces, ¿por qué no aparecemos de forma destacada? En cuanto a lo que el equipo podría haber hecho de forma distinta, parece sencillo. Podrían haber contratado a más actores negros y latinos, no para llenar una cuota de diversidad, sino porque eso habría reflejado la realidad del barrio. O, al menos, podrían haber sido más claros y decir que esta película no pretendía representarlos.SANDRA E. GARCIA Los dominicanos son afrodescendientes, son un pueblo negro y no vi que eso se representara. Los latinos que vi eran del tipo que Hollywood siempre ha favorecido: latinos que se parecen a Jennifer López y Sofía Vergara. Los latinos como yo, en los que no hay ambigüedad sobre su negritud, los que llevan su negritud en la cara, apenas pasan el corte en alguna producción, ya sea de Hollywood o de Univisión. Hay una razón por la que mi madre sabe los nombres de todos los presentadores de noticias de piel oscura en Telemundo y es porque es raro verlos en los reflectores. In the Heights continúa con el gaslighting o manipulación que los negros latinos han soportado desde que tengo memoria. Tenemos una cultura hermosa, tenemos una música es hermosa, pero no somos lo suficientemente dignos para que se nos destaque junto con ellas. Todo lo que creamos, como el salchichón y el mangú que se muestran en la película, o el merengue y la bachata, son dignos de celebración, pero nosotros no.Varias banderas aparecen en la escena del ‘Carnaval del Barrio’, pero no muchos rostros negros.Warner Bros.MAYA PHILLIPS Debo reconocer que no lo noté al principio; mis ojos estaban demasiado encandilados por la felicidad de ver un gran y brillante musical en una pantalla grande. Pero sí empecé a notar la ausencia: por ejemplo, en el número del Carnaval del Barrio (que está muy bien coreografiado, por cierto), hay una parte en la que la cámara se desplaza para mostrar a diferentes grupos de residentes que llevan varias banderas, y me di cuenta de la falta de rostros negros. Y Benny me llamó la atención porque aparentemente era el único personaje de piel oscura ¡en todo el barrio! A veces, mi madre y yo vemos una película o una obra de teatro, o simplemente estamos en algún lugar del mundo y jugamos a un juego llamado “Encuentra a los negros”, como “¿Dónde está Waldo?”, pero menos divertido, ja. Parece que muchas artes y reuniones públicas hacen como si los negros no existieran.Me pasa lo mismo, Maya. Soy una gran aficionada a los musicales y a la música latina, así que creo esto en parte nubla la realidad de este barrio: que es predominantemente afrolatino y que la falta de rostros negros se ha convertido en una omisión más flagrante.ISABELIA HERRERA He visto justificaciones que dicen que In the Heights no es un documental y no pretende representar al verdadero barrio dominicano de Washington Heights sino que se trata de un barrio latino de fantasía. Claro que entendemos que se trata de un musical, una historia con elementos surrealistas y fantásticos. Incluso si aceptamos la opinión de que una fantasía no tiene que ser representativa, ese argumento supone que de todos modos, los latinos negros no pertenecen a estos mundos imaginarios. Al mismo tiempo, el director, los actores y los productores han utilizado el lenguaje de la celebración comunitaria y la historia cultural del barrio real de Washington Heights para comercializar la película. Esto parece una contradicción, y una que para mí resulta muy reveladora.¿Qué significa el colorismo en la comunidad latina y cuáles son las formas en que se manifiesta? ¿Qué perdemos al no tener un amplio espectro de representación en las artes?DE LEÓN El colorismo en la comunidad latina se manifiesta de forma parecida a como sucede en la comunidad negra estadounidense: cuanto más clara es tu piel, más hermosa y deseable se te percibe. Mi complexión era siempre un tema de conversación cuando era niña, y a mis primas que son más oscuras que yo les iba peor, a menudo ridiculizadas con palabras denigrantes como “mona”, que están normalizadas pero tienen un trasfondo racista.En República Dominicana y en otros lugares existe el concepto de “mejorar la raza” al salir con blancos, para blanquear el linaje. Es una noción que tiene sus raíces en la colonización, cuando España implantó un sistema de castas en la isla de La Española, que la República Dominicana comparte con Haití, donde se situaba a las personas de ascendencia europea o mestiza más arriba en la escala social y se les permitía más oportunidades de progreso. Aunque este sistema ya no existe, todavía hay rastros de él en la forma en que se ve y se trata a los latinos negros. Son más pobres y tienen menos acceso a educación de calidad, vivienda o salud que los latinos de piel clara. Al borrarlos en la pantalla, estamos perpetuando este daño y fomentando la narrativa de que solo lo blanco es adecuado.En mi familia (soy mexicanoestadounidense), soy de piel más oscura que algunos de mis parientes y eso me ganó el apodo de “Prieta”. Tengo hermanos y primos que son más blancos que yo, incluso que pasan por blancos. Aunque algunos podrían considerar que palabras como prieta son términos cariñosos, también pueden ser muy perjudiciales, ya que transmiten una diferencia: no eres la norma, es decir, blanco.GARCIA Como alguien que ha existido como latina de piel negra toda la vida, el colorismo está en todas partes en la Latinidad, un término académico que dice que los latinos comparten hilos comunes de identidad. Las cicatrices de la colonización y de un dictador que se ponía polvos en la piel para parecer más claro siguen siendo visibles en la cultura dominicana. Para la gente como yo, esas cicatrices todavía se viven de forma muy visceral. Creo que los dominicanos están despertando a una negritud que se les ha enseñado a evitar, y creo que ahora más que nunca hay más espacio para los dominicanos de piel oscura. Dicho esto, el statu quo es que los latinos de piel más clara son mejores y mucha gente no está dispuesta a renunciar a eso, por la razón que sea.A.O. SCOTT Ese parece ser el caso de gran parte del cine y la televisión latinoamericanos. Es raro ver protagonistas negros o indígenas en las películas del Caribe o de Brasil, y más raro aún encontrar directores de esos orígenes.PHILLIPS Creo que todo esto refleja la visión terriblemente estrecha que tiene nuestra sociedad de la representación racial, que una persona latina debe tener un aspecto muy específico y una persona negra debe tener un aspecto muy específico, y que esas identidades no pueden cruzarse. Es como si existiera miedo a que tener ese amplio espectro de representación pueda ser confuso.Leslie Grace, a la derecha, es la única afrolatina entre los protagonistas de “In the Heights”, entre los que se encuentra Gregory Diaz IV como un ‘dreamer’.Warner Bros.La película no contaba con grandes estrellas en los papeles principales porque el equipo creativo quería arriesgarse con nuevos talentos. Parece que podría haber sido la oportunidad perfecta para evitar los problemas de colorismo. Chu dijo que seleccionaron a los mejores actores para los papeles. ¿Qué le pareció su respuesta? More

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    ‘Rita Moreno’ Documentary Review: An Icon’s Growing Pains

    This paean to the trailblazing Puerto Rican actress is also a case study in the highs and lows of showbiz for a woman of color.Most documentaries about famous people tend to be exercises in celebrity worship, and “Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It” is no exception. Directed by Mariem Pérez Riera, the film is a portrait filled with dazzling archival footage and shorn of ambiguities and unflattering viewpoints. Yet it is not your average paean because Moreno, a trailblazing Puerto Rican actress whose career spans more than seven decades, is not your average star.The film’s primary talking head among a parade of former collaborators and Latino luminaries — including Lin-Manuel Miranda (co-executive producer), Gloria Estefan and Eva Longoria — Moreno is given full rein of her story, which doubles as a case study in the highs and lows of showbiz for a woman of color.Under studio contract in the 1950s and ’60s, Moreno recounts the painful times she spent playing “illiterate, immoral island girls” and fending off Hollywood executives who demanded sexual favors. In one, likely staged, scene in the documentary, we see Moreno watching the 2018 Christine Blasey Ford testimony in her dressing room on the set of the Netflix series “One Day at a Time.” It’s a clunky way of transitioning to her own experiences with abuse, but nevertheless situates Moreno and her lifelong commitment to social activism along a feminist historical trajectory.After winning a best supporting actress Oscar for “West Side Story” in 1962 (she is one of only two Latina recipients of an acting Academy Award; Lupita Nyong’o, who was born in Mexico, became the second in 2014), Moreno’s career did not skyrocket in the way one might expect. Instead, it expanded across mediums and genres.This documentary credits her turn to comedy, television and stage acting for liberating her from her exotic sexpot persona. It’s almost hard to believe that the radiant Moreno we see in the film — who at 89 continues to epitomize that ineffable and rare quality we call star power — was ever restrained. Though this contrast is precisely what makes her story so enthralling and vital.Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for ItRated PG-13 for mature thematic content, suggestive material and some strong language including a sexual reference. Running time: 1 hour 30 minutes. In theaters. More

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    Lin-Manuel Miranda responde a las críticas sobre el elenco de ‘In the Heights’

    La película generó malestar por presentar actores latinos de piel clara en los papeles principales, a pesar de la prevalencia de latinos de piel oscura en el barrio donde se rodó.Lin-Manuel Miranda reconoció las críticas de que la adaptación cinematográfica de su musical In the Heights no había representado adecuadamente a la población afrolatina de piel oscura de Washington Heights, el barrio del Alto Manhattan en el que está ambientado, y también se ha disculpado por quedarse corto al “intentar pintar un mosaico de esta comunidad”.La película, adaptación del musical de Broadway, ganador de un Tony por mejor guion, sobre el propietario de una bodega que sueña con volver a República Dominicana, se estrenó en los cines y en HBO Max la semana pasada, obteniendo críticas positivas y elogios por todo lo alto.Sin embargo, la película también suscitó críticas en internet por la decisión de los cineastas de seleccionar actores latinos de piel clara para los papeles principales, a pesar de la prevalencia de latinos de piel oscura en el barrio donde se rodó la película.Miranda, que formó parte del equipo creativo de la película, dijo en su declaración que estaba prestando atención a las opiniones en línea, incluidas las muestras de pesar y frustración por el colorismo y por “sentirse aún invisibles” en la película.“Empecé a escribir In the Heights porque no me sentía visto”, escribió Miranda en un comunicado publicado en Twitter el lunes por la noche. “Y durante los últimos 20 años todo lo que quería era que nosotros —TODOS nosotros— nos sintiéramos vistos”.“He oído que sin suficiente representación de afrolatinos de piel oscura”, continuó, “la obra se siente explotadora de la comunidad que tanto queríamos representar con orgullo y alegría”.“En los comentarios puedo escuchar el pesar y la frustración por el colorismo, por sentirse aún invisibles”, dijo en el comunicado.La película, un proyecto que tardó una década y que tuvo un presupuesto de 55 millones de dólares, fue protagonizada por Anthony Ramos como el dueño de la bodega, Melissa Barrera como una aspirante a diseñadora de moda y Leslie Grace como Nina, una estudiante de Stanford en dificultades.En una entrevista reciente, la guionista de la película, Quiara Alegría Hudes, habló de la decisión de hacer de Nina un personaje afrolatino en la versión cinematográfica. “Quería hacer conscientemente que Nina fuera afrolatina en esta versión de In the Heights. Desde que estrenamos el espectáculo en Broadway, se ha producido esta conversación nacional en torno a las microagresiones y cosas realmente interesantes que siento que serían aplicables a la situación de Nina”.Corey Hawkins, que interpreta al interés amoroso de Nina y empleado del servicio de taxis de su padre, es negro, pero no latino (algunos también criticaron a los realizadores por eliminar un punto de la trama, que había existido en el musical, en el que el personaje de Hawkins dice que el padre de Nina no cree que sea lo suficientemente bueno para ella). More

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    They Fought to Make ‘In the Heights’ Both Dreamlike and Authentic

    The creative team of Lin-Manuel Miranda, Quiara Alegría Hudes and Jon M. Chu explain what it took to create a euphoric spectacle that stayed true to its cultural roots.Lin-Manuel Miranda still believes it was a miracle that “In the Heights,” the musical homage to Latino culture through the lens of the Washington Heights neighborhood, made it to Broadway. Back in 2008, before striving for inclusion became the entertainment industry standard, he and the playwright Quiara Alegría Hudes were unknowns peddling a joyful narrative about unseen people.Their exuberant show inspired by their families and neighbors finally reaches the big screen (and HBO Max) this week after stumbling through multiple studios. Warner Bros. and the director Jon M. Chu (“Crazy Rich Asians”) were ultimately entrusted with the project.In retrospect, Miranda said, it was naïve to think that getting the show from the stage to the multiplex would be easy. It took more than a decade.“Some of the hurdles were about Hollywood’s unwillingness to take chances on new talent and invest in that,” Miranda said. “When you watch this movie that Jon has so beautifully directed, you see a screen full of movie stars, but some of them you may not have heard of before. They were movie stars without the roles they needed to become movie stars.” More

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    ‘A Sense of Belonging’ for Hispanic Children, With Puppets

    “Club Mundo Kids,” a new TV series debuting on April 10, is the latest result of a push for programming that uses Spanish to reach Latino audiences.Standing outside a home, Romina Puga paints endangered animals, plants a garden, hosts guest experts and talks about the news. She is joined by two friends: Coco, a puppet shaped like a coconut, and Maya, a plush pink puppet.Maybe most important, Ms. Puga is as likely to speak in Spanish as in English.Those are scenes from “Club Mundo Kids,” a TV news show debuting April 10 on Televisa and April 11 on Universo, aimed at young, first- and second-generation Hispanic children in the United States, where the large Hispanic population is growing, diverse and often underrepresented in television and in movies.“There is very little content being created that is speaking to U.S. Hispanic, Latinx children and telling their stories,” said Ms. Puga, the show’s 31-year-old host. “The younger generation doesn’t really have anyone breaking things down and talking directly to them in a way that is digestible.”Latinos make up the largest minority group in the United States, accounting for 18.5 percent of the population, and more than one in four newborns are Latino, according to the Pew Research Center.But only 4.5 percent of all speaking characters across 1,200 top-grossing films from 2007 to 2018 were Latino, according to a 2019 study by the University of Southern California Annenberg School for Communication and Journalism.Broadcasters have occasionally tried to reach young Hispanic audiences, often with cartoon programming like Nickelodeon’s “Dora the Explorer,” about the adventures of a young animated Latina and her friends. In 2016, the Disney Channel introduced “Elena of Avalor,” an animated series praised for featuring Disney’s first Latina princess. Univision has “Planeta U” a Saturday programming block of animated and educational programs aimed at children ages 2 to 8.And for decades, “Sesame Street” has featured Rosita, a blue bilingual puppet from Mexico.“Club Mundo Kids,” in contrast, puts real people in front of the camera, including a host, children and guest experts, and makes a point of talking to children ages 6 and up about Latino life in a real-world context.“It’s a real opportunity to meet Spanish-speaking kids where they are and to help them build language and reading skills, like ‘Sesame Street’ and ‘Reading Rainbow’ has been doing for decades in English,’’ said Jason Ruiz, an associate professor of American studies at the University of Notre Dame.He added that the show, possibly alone among programs for children, “will be symbolically important for giving Spanish-dominant kids a sense of belonging by having a show aimed directly at them.”Hosted by Ms. Puga, a former ABC News correspondent, the series features a mix of live-action and animated segments that explain topics like where food comes from and why there are so many Spanish dialects.Ms. Puga said the show combines elements of the 1990s children’s programs that she watched growing up Chilean-Argentine in Miami, but with current trends, themes and explanatory segments. In an episode about agriculture, for instance, an animated cornstalk named Miguel Maíz explains how some foods act as fuel for our bodies, and Ms. Puga says the different Spanish words for corn (one being “maíz”).And in each episode, children can ask Ms. Puga and guest experts questions that relate to the show’s topic — like, why do our stomachs hurt after eating too many sweets?“Kids will see they can interact, they can be part of the conversation and that it’s also their world,” said Isaac Lee, an executive producer of “Club Mundo Kids.” Mr. Lee said he wanted to create a show where wanted Latinx kids and their friends could get accurate news and information about the country and the world in a way that reflects their realities.The goal, he said, was an “entertaining and engaging” program, said Mr. Lee, a former chief content officer at Univision and now the head of the production company Exile. The pandemic pushed filming into the backyard of a home in the Los Angeles area, but producers are using the setting to encourage children to go outside.Ms. Puga said she hoped the show would “spark curiosity and promote empathy and understanding for other cultures — all while having fun, of course.”Advocates of greater diversity in the entertainment industry praised the trend of media companies trying to reach Hispanic children with educational content that keeps them anchored in their heritage while building cultural bridges through bilingualism.One Latina advocate, Beatriz Acevedo, said the show provided an opportunity for parents who want their children to stay connected to their culture through language.“Hopefully ‘Club Mundo Kids’ will showcase the rich diversity and intersectionality of our Latinidad that the younger generations in our community desperately need to see,” said Ms. Acevedo, who has produced children’s programs and is a founder of LA Collab, a group that promotes the advancement of Latinos in the entertainment industry. 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    Sígale mariachi: la música no termina ni con el duelo

    Incluso cuando las fiestas de cumpleaños y las bodas han escaseado durante la pandemia, los conjuntos musicales han seguido trabajando en los velorios, entre ellos los de algunos de sus integrantes.Frente al arco de piedra del Centro de Retiro Juvenil Salesiano de San José, a las afueras de Los Ángeles, el ataúd de madera oscura donde se encontraba el cuerpo de Juan Jiménez fue colocado junto a un grupo de mariachis con cubrebocas. El conjunto se preparó para tocar levantando de manera simultánea los arcos de los violines, las manos sobre un arpa dorada y los dedos listos para digitar las cuerdas de los guitarrones, sus bajos.Cuando terminó la oración del sacerdote, Jesus Guzmán dirigió a la banda, el Mariachi Los Camperos, durante casi una hora de música: canciones de dolor y despedida, como “Las Golondrinas”.Las agendas de los mariachis de todo el país solían estar llenas de fechas reservadas para bodas, quinceaños y serenatas en las que la vigorosa música de la cultura mexicana ayudaba a animar algunos de los momentos más alegres de la vida. Con la llegada de la pandemia, esas oportunidades de trabajo desaparecieron y quedaron solo funerales, una creciente cantidad de funerales que ha salvado a algunos mariachis de la ruina financiera.Listen to This ArticleEl Mariachi Los Camperos en un concierto antes de la pandemia. En febrero, tocaron en el funeral de su aclamado guitarrista nacional, Juan Jiménez (fila de atrás, segundo por la derecha), que murió por el coronavirus.Jesus GuzmanEn este funeral, llevado a cabo en febrero, la interpretación fue especialmente apasionada, y los músicos, que se quitaron los sombreros, inclinaron la cabeza al pasar el cuerpo del difunto. Jiménez era uno de los suyos, un admirado ejecutante de guitarrón que había sucumbido a los 58 años a causa del coronavirus.“Él estaba contento de que sus compañeros, sus amigos, estábamos ahí con él, tocándole, dándole gracias, siguiendo su trabajo”, señaló Guzmán, amigo de Jiménez desde la infancia y director musical del grupo de mariachis del que ambos eran propietarios.Presenciar la cantidad de eventos tristes que han mantenido a algunos conjuntos de mariachis económicamente vivos es enfrentarse a los desgarradores estragos que ha causado el virus en la gente que alguna vez cantó su música. Los habitantes latinos y negros que fueron presa de la feroz ola de coronavirus de este invierno en todo el condado de Los Ángeles murieron a un ritmo dos o tres veces superior al de la población blanca del lugar.Los integrantes del Mariachi Los Galleros de San Antonio dicen que la pandemia provocó la cancelación de docenas de eventos que tenían programados.Christopher Lee para The New York TimesLa situación es similar en otros lugares con poblaciones latinas grandes, y los estudios muestran que los latinos son más vulnerables a enfermar y morir por el virus. Sus comunidades y hogares tienden a estar más poblados y a depender del transporte público, su acceso a la atención sanitaria es limitado y sus trabajos suelen implicar contacto con otras personas.Por eso, mientras sepultan los féretros, muchos grupos de mariachis de California, Texas, Illinois y otros lugares tocan canciones de dolor y pena para mitigar la tristeza del fallecimiento. Incluso para las bandas acostumbradas a tocar en funerales desde antes de la pandemia, la ola de muertes ha sido abrumadora. Muchos han perdido familiares y amigos, miembros de sus conjuntos y profesores de música.Durante décadas, las bandas familiares de mariachis y los músicos autónomos de Los Ángeles han acudido a la Plaza del Mariachi, al este del centro de la ciudad, para competirse las contrataciones. Aquí es donde Christian Chávez, secretario de la Organización de Mariachis Independientes de California, ha repartido cajas de alimentos a los músicos en apuros desde que la pandemia comenzó a afectar el negocio.En el estacionamiento se afinan los instrumentos.Christopher Lee para The New York TimesEnsayo en los minutos previos a un eventoChristopher Lee para The New York TimesEl Mariachi Los Galleros de San Antonio ensaya en la casa de uno de sus integrantes antes de un evento.Christopher Lee para The New York TimesMiguel Guzmán, del Mariachi Los Galleros de San Antonio, dijo que estuvo a punto de morir cuando el coronavirus lo mandó al hospital durante un mes en noviembre.Christopher Lee para The New York TimesComo muchos de los músicos que conoció en la plaza, Chávez no fue inmune a los problemas económicos derivados de la pandemia. El grupo que fundó su abuelo en México, el Mariachi Tierra Mexicana, enfrentó dificultades. La pandemia acabó con sus ahorros en siete meses. El coronavirus obligó a Chávez y a otros mariachis a tomar decisiones muy duras para poder llegar a fin de mes. Eso llevó a muchos a seguir trabajando en eventos en los que la gente no se preocupaba por usar cubrebocas y mantener el distanciamiento social.No obstante, para muchos, los funerales y los entierros se convirtieron en su sostén, el cual, aunque aliviaba las penas económicas, infligía otro tipo de daño aun para los que estaban acostumbrados a tocar en esas ceremonias de manera intermitente entre otros eventos. El llanto. La gente que se aferraba a los ataúdes mientras los bajaban. Chávez dijo que, en ocasiones, esos momentos eran tan devastadores que tenía que apartar la vista y concentrarse solo en su trompeta.Chávez contó que, de los 400 miembros activos de la organización de mariachis de California, cerca de 80 han muerto a causa del virus, posiblemente tras contagiarse mientras se presentaban en fiestas y restaurantes, entre otros eventos. Esa cifra incluye a su padrino, Dagoberto Martínez, quien tocó la vihuela en su conjunto familiar durante 15 años.“Cada vez que voy a trabajar, rezo para ser uno de los afortunados que regresan a casa”, dijo en una entrevista en video Chávez, quien está trabajando en eventos y tocando en decenas de funerales. Su familia y él también enfermaron gravemente de coronavirus en octubre.Todos los trabajadores de las artes escénicas han tenido dificultades durante la pandemia, ya que el desempleo ha afectado desproporcionadamente a ese sector. En las entrevistas, muchos de ellos dijeron que una característica única de los mariachis es la importancia que adquirió su música como parte del ritual fúnebre para una población especialmente diezmada por la pandemia.A medida que más personas se vacunan, el Mariachi Los Galleros de San Antonio está viendo un ligero aumento de los eventos mientras sigue tocando en muchos funerales.Christopher Lee para The New York TimesEn Pilsen, un barrio de Chicago con una importante comunidad latina, el círculo de mariachis de Enrique y Karen León ha disminuido en el último año, en parte por las muertes atribuidas al coronavirus.“Cada mariachi representa un instrumento, un instrumento que va a escucharse en un grupo”, dijo Karen León, gerente del grupo Mariachi México Vivo, al describir lo que significa la pérdida de músicos para la estrecha comunidad de mariachis. “Mucha gente pensará: ‘Bueno, hay muchos más mariachis en Chicago’, pero es muy difícil reemplazar a alguien cuando tiene su propio talento, porque la vida no se puede reemplazar por otra, y el talento, tampoco”.En los últimos cuatro meses, Enrique León y seis miembros de la banda han tocado en 15 funerales, la mitad de ellos por muertes relacionadas con el coronavirus. Aunque los funerales son esenciales, y ayudan a pagar las cuentas, no se comparan con el impulso emocional de actuar en un evento en el que uno puede ver cómo la música levanta el ánimo de la gente.“Siempre me alegro de estar tocando mi guitarra, estar componiendo canciones, estar, por ejemplo, frente al público, cantando”, dice Enrique León. “Todo ese ambiente de estar conviviendo con la gente, eso me llena mucho. Y realmente donde estoy, digo, estoy trabajando y ganando dinero, pero no es lo mismo. No es lo mismo ver esas sonrisas, esos gritos, ese sentimiento de la gente cuando ve al mariachi que llega, esa emoción”.El Mariachi México Vivo toca en una fiesta de 50 años en marzo.Samantha Cabrera Friend para The New York TimesLa fiesta fue un regreso a la normalidad para un grupo cuyas actuaciones en ocasiones felices se habían visto interrumpidas por la pandemia.Samantha Cabrera Friend para The New York TimesJosefina Gonzales, la invitada de honor, en el centro, que sobrevivió al virus, se sorprendió y se emocionó, con la actuación del conjunto.Samantha Cabrera Friend para The New York TimesLos integrantes del Mariachi México Vivo, que sonríen aquí en la fiesta de cumpleaños, han tocado en 15 funerales en los últimos meses.Samantha Cabrera Friend para The New York TimesEn Texas, en noviembre, Miguel Guzmán, del Mariachi Los Galleros de San Antonio, tuvo que dar un descanso a su violín y su música cuando dio positivo en la prueba de coronavirus. Pocos días antes había ido, con cubrebocas, a la casa de un amigo, un vendedor de instrumentos de confianza, a comprar un violín para un estudiante. Su amigo falleció días después debido al virus.Guzmán también enfermó de gravedad y pasó un mes en el hospital. El virus lo dejó sin aliento. Necesitaba un flujo constante de oxígeno para respirar con sus pulmones dañados; bajó 18 kilos y perdió toda la musculatura; necesitó fisioterapia tan solo para volver a caminar.En casa, se le entumecieron los dedos en varias ocasiones en que intentó tomar su violín, pero lo que lo mantuvo motivado para recuperarse fue la promesa de volver a tocar en la banda con sus hijos y componer una canción para su mujer.El mes pasado, Guzmán volvió por fin con su grupo y tocó en otra ronda de funerales y entierros. En su primer día de vuelta en el trabajo asistió al funeral del suegro de un amigo. La semana siguiente fue el funeral de uno de sus clientes de toda la vida, el dueño de una tienda de neumáticos que había muerto por complicaciones relacionadas con el coronavirus.En ese funeral, estuvo de pie cerca del féretro con su banda tocando “Te vas, ángel mío”. Podía escuchar el llanto, sí, pero también podía oír su violín, que hacía que la vida continuara para quienes lloraban y para él.“La música es la medicina, porque cuando estoy tocando, me olvido de que no puedo respirar”, concluyó Guzmán.Christina Morales es una reportera que cubre noticias de última hora a nivel nacional para la sección Express. También forma parte de la generación de becarios 2020-2021 de The New York Times. @Christina_M18 More

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    Mariachis Play On, Their Music Unsilenced by the Virus or the Deaths

    Even as the birthday parties and weddings grew scarce during the pandemic, the musicians were increasingly hired to play at funerals, including those of band members.Listen to This ArticleFacing the stone archway of St. Joseph’s Salesian Youth Retreat Center outside Los Angeles, the dark wooden coffin holding the body of Juan Jiménez was wheeled next to a band of masked mariachis. The group readied themselves to play, simultaneously lifting bows to violins, hands to a golden harp and fingers to pluck at guitarróns, their bass guitars.When the priest’s prayer ended, Jesus Guzmán led the band, Mariachi Los Camperos, through almost an hour of music: songs that express grief and goodbyes, like “Las Golondrinas” (“The Swallows”).The calendars of mariachi bands nationwide used to be full of dates for weddings, quinceañeras and serenades where the vigorous music of Mexican culture helped enliven some of life’s most joyous moments. With the onset of the pandemic, those opportunities disappeared, leaving behind only the funerals, the mounting number of funerals, that have kept some mariachis from financial ruin.Mariachi Los Camperos playing a concert before the pandemic. In February, they performed at the funeral of their nationally acclaimed guitarron player, Juan Jiménez (back row, second from right) who died in the pandemic.Jesus GuzmanAt this funeral, in February, the playing was particularly passionate and the musicians, sombreros off, bowed their heads as the body passed. Jiménez was one of their own, a revered guitarrón player who had succumbed at 58 to the coronavirus.“His friends were all there with him, playing for him, thanking him, continuing his legacy,” said Guzmán, a friend of Jiménez since childhood and the music director of the mariachi band they both called their own.To witness the number of sad events that have kept some mariachi bands financially alive is to confront the virus’s harrowing toll on the people who once sang to their music. Latino and Black residents caught in this winter’s fierce coronavirus surge through Los Angeles County died at two or three times the rate of the white population there.Members of Mariachi Los Galleros de San Antonio say the pandemic caused the cancellation of dozens of events that they had been scheduled to perform. Christopher Lee for The New York TimesThe story is similar in other locations with large Latino populations, and studies show Latinos are more vulnerable to becoming ill and dying from the virus. Their communities and households tend to be more crowded and to rely on mass transit, their access to health care is limited and their jobs are likely to involve contact with the public.So as the caskets go into the ground, many mariachi bands in California, Texas, Illinois and elsewhere have turned to playing songs of pain and sorrow to ease the passing. Even for the bands used to playing at funerals before the pandemic, the sweep of death has been overwhelming. Many have lost family and friends, band members and music teachers.For decades, family-run mariachi bands and self-employed musicians in Los Angeles have descended on Mariachi Plaza east of Downtown to vie for new bookings. This is where Christian Chavez, the secretary for the Organization of Independent Mariachis of California, has handed out boxes of food to struggling musicians since the pandemic first upended business.Tuning up in the parking lot.Christopher Lee for The New York TimesRehearsing in the final minutes before an event.Christopher Lee for The New York TimesMariachi Los Galleros de San Antonio rehearsing at a member’s home before an event.Christopher Lee for The New York TimesMiguel Guzman, a member of Mariachi Los Galleros de San Antonio, said he almost died when the coronavirus landed him in the hospital for a month in November.Christopher Lee for The New York TimesLike many musicians he met on the plaza, Chavez was not immune to the pandemic’s financial hardships. The band his grandfather first founded in Mexico, Mariachi Tierra Mexicana, struggled. The pandemic wiped out his savings in seven months. The coronavirus forced Chavez and other mariachis to make grueling decisions just to make ends meet. That led many to continue working at events where people were nonchalant about masks and social distancing.But, for many, funerals and burials became the mainstay, easing the financial pain but exacting another kind of harm, even for those used to playing such ceremonies intermittently between other events. The weeping. The people grasping for coffins as they were lowered. Chavez said that, at times, these moments were so devastating he had to turn away and just focus on his trumpet.Of the 400 active members of the California mariachi organization, about 80 died of the virus, possibly having picked it up performing at events like parties and at restaurants, Chavez said. That tally includes his godfather, Dagoberto Martinez, who played the vihuela in his family band for 15 years.“Every time I go to work, I pray that I’m one of the lucky ones to return home,” Chavez, who is working events and playing at dozens of funerals, said in a video interview. He and his family got dangerously sick with the virus in October, too.All performing arts workers have struggled during the pandemic as unemployment had an undue influence on that sector. What is unique about the mariachi band members, many of them said in interviews, is how much their music became part of the ritual of passing for a population particularly affected by the pandemic.As more people get vaccinated, Mariachi Los Galleros de San Antonio is seeing a slight uptick in events while still playing at many funerals.Christopher Lee for The New York TimesIn Pilsen, a neighborhood of Chicago with a sizable Latino community, Enrique and Karen Leon’s circle of mariachis has waned in the past year, in part because of deaths attributed to the coronavirus.“Every mariachi represents a musical instrument, an instrument you hear in a group,” Karen Leon, the manager of the band Mariachi Mexico Vivo, said, describing what the loss of musicians means to the close community of mariachis. “Lots of people think, well, there are plenty of mariachis in Chicago, but it’s really difficult to replace someone when they have their talent. You can’t just replace someone’s life for another.”In the past four months, Enrique Leon and six members of the band played at 15 funerals, half of those for coronavirus-related deaths. Though the funerals are essential, and help pay the bills, they do not match the emotional boost of performing at an event where one can see the music lift people’s spirit like a buoy.“I want to play my guitar, compose songs, be in public singing,” Enrique Leon said. “That ambience fills me up. I’m working, and making money, but it’s not the same. It’s not the same without seeing smiles and laughter, the emotion from the crowd when they see the mariachi.”Members of Mariachi Mexico Vivo playing at a 50th birthday party in March.Samantha Cabrera Friend for The New York TimesThe party was a return to normalcy for a band whose performances at happy occasions had been disrupted by the pandemic.Samantha Cabrera Friend for The New York TimesThe guest of honor, Josefina Gonzales, center, who herself survived the virus, was surprised, and moved, by the appearance of the band.Samantha Cabrera Friend for The New York TimesMembers of Mariachi Mexico Vivo, smiling here at the birthday party, have played at 15 funerals in recent months.Samantha Cabrera Friend for The New York TimesIn Texas, back in November, Miguel Guzman of Mariachi Los Galleros de San Antonio had to put his violin and music aside when he tested positive for the coronavirus. Just days before, he was masked and inside the home of a friend who was a reliable instrument dealer, buying a violin for a student. The friend later died of the virus.Guzman fell very ill, too, and spent a month in the hospital. The virus winded him. He needed a constant stream of oxygen to breathe with his damaged lungs; he dropped 40 pounds and lost all his muscle; he needed physical therapy just to walk again.At home, his fingers were numb when he repeatedly tried picking up his violin, but it was the promise of playing in the band with his sons again and writing a composition for his wife that kept him motivated to recover.This past month, Guzman finally returned to the band and played at another round of funerals and burials. His first day back was at the funeral of a friend’s father-in-law. The week after, it was a funeral for one of his longtime clients, a tire-shop owner who had died of coronavirus-related complications.Close to the coffin at that funeral, he stood with the band playing “Te Vas Ángel Mío” or “You’re Leaving, Angel of Mine.” He could hear the crying, yes, but he also could hear his violin, carrying life forward for those who grieved, and for him.“Music is the medicine, because when I’m playing, I forget about not being able to breathe,” Guzman said. More